Parroquia Santa María del Puerto Santoña (Cantabria)
Parroquia Santa María del PuertoSantoña (Cantabria)

CONFIRMACIONES 2023

 

El pasado viernes, 26 de mayo, el Sr. Obispo de Santander, D. Manuel Sánchez Monge confirió el Sacramento de la Confirmación a 11 jóvenes de la Parroquia Santa María del Puerto y de la Residencia Militar de Estudiantes.

Colabora con la Parroquia

Este año, que acabamos de comenzar, hacemos una llamada a colaborar con el sostenimiento de nuestra Parroquia.

 

Como habrás visto en los medios de comunicación, se nos invita a hacer nuestras donaciones para poder sostener nuestra Parroquia y sus tareas de caridad y pastorales.

 

Puedes hacer una aportación puntual, por Bizum, o a través de suscripciones, mensual, semestral o anual.

 

Consulta en el Despacho de la Parroquia.

 

BIZUM DE PARROQUIA

         código 01104

 

BIZUM DE CÁRITAS

         código 02261

 

Adoración Nocturna

El pasado 1 de abril ha recomenzado en nuestra Parroquia de Santoña, la Adoración Nocturna.

 

Tiene lugar los primeros viernes de cada mes, después de la Misa de la tarde.

 

Si estás interesado, puedes preguntar en la misma Parroquia.

Catequesis Iniciación Cristiana

La desarrollamos en tres momentos:

 

- La Preparación al Bautismo, que impartimos a los padres al pedir el sacramento para sus hijos.

 

La Preparación a la Primera Comunión, que se desarrolla en el Centro Parroquial durante tres años, coincidiendo con los cursos 2º, 3º y 4º de Educación Primaria.

 

- La Preparación  para la Confirmación que se convoca cada año al comenzar el mes de octubre, y se desarrolla durante uno o dos años, dependiendo de la edad y situación personal de los que lo solicitan.

 

Este nuevo curso pastoral 2022-2023, en la parroquia, hemos comenzado la Catequesis infantil.

 

Los niñ@s de primer nivel tienen las sesiones de catequesis los martes a las 18 h.  Los de segundo nivel, los miércoles a las 18 h.

 

Oración   por las Vocaciones

Señor Jesucristo, Tú dijiste a los Apóstoles: "La mies es mucha pero los obreros son pocos; rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies".

Te pedimos que concedas a tu Iglesia, por intercesión de San José,  las vocaciones sacerdotales que necesita para cumplir la misión que le encomendaste. Tú que vives y reinas porlos siglos de los siglos. Amén

Visita al Templo

El Templo parroquial está abierto todos los días. Puedes acercarte a hacer oración o a visitarlo, ya sea, personalmente, en familia, o en grupo.

 

En verano hay una guía que puede acompañarte en la visita al Templo.

 

En invierno, las visitas deben ajustarse a los horarios de apertura del templo.

 

Se ruega abstenerse de visitarlo durante los actos de culto.

Francisco - Catequesis - 2023

 

Catequesis obre la Evangelización:

el celo apostólico del creyente

 

 

Resúmenes de las catequesis de cada día leídos por el Santo Padre en español

 

 

Catequesis - 22 de marzo

La pasión por la evangelización: el celo apostólico del creyente 8. 

La primera forma de evangelización: dar testimonio (cf. Evangelii nuntiandi).

 

En esta catequesis reflexionamos sobre la Exhortación apostólica Evangelii nuntiandi, de san Pablo VI, dedicada a la evangelización en el mundo contemporáneo. Recordamos que evangelizar, más que la mera transmisión de contenidos doctrinales o morales es ante todo dar testimonio del encuentro personal con Jesucristo. Y esto es muy importante, porque la gente necesita de testigos, es decir, de personas que sean coherentes entre lo que creen y lo que viven, entre la fe que profesan y las obras que realizan. Coherencia.

 

Otro aspecto a tener en cuenta es que los destinatarios de la evangelización no son solamente las personas que están fuera de la Iglesia —porque profesan otra religión o no profesan ninguna—; sino también nosotros mismos, que pertenecemos al Pueblo de Dios. Y esto significa que la misma Iglesia, para poder evangelizar, necesita ser evangelizada, y para ello está llamada a recorrer un camino exigente, un camino de continua conversión y renovación. 

 

Catequesis - 15 de marzo

La pasión por la evangelización: el celo apostólico del creyente 7.

El Concilio Vaticano II. 2. Ser apóstoles en una Iglesia apostólica.

 

En esta catequesis reflexionamos sobre lo que significa “ser apóstoles” en una “Iglesia apostólica”. El Concilio Vaticano II nos enseña que la vocación cristiana es también una llamada al apostolado. Con el bautismo recibimos una vocación y una misión, es decir, el Señor nos llama para estar con Él y para enviarnos a anunciar la Buena Noticia. Por eso, apóstoles no son sólo los Doce discípulos que eligió Jesús, sino todos los bautizados, que formamos el santo Pueblo fiel de Dios.

 

El testimonio de los primeros cristianos ilumina también nuestro apostolado en la Iglesia de hoy. Sus experiencias nos muestran que es Dios quien nos elige y nos da la gracia para la misión —que a veces esta misión parece superar nuestras capacidades—, y que a ese don gratuito corresponde una respuesta gratuita de nuestra parte. La tarea apostólica, como hemos dicho, es común a todos los bautizados, y cada uno la lleva adelante de manera activa y creativa, según los dones y los carismas que ha recibido.

 

Catequesis - 8 de marzo

La pasión por la evangelización: el celo apostólico del creyente 6.

El Concilio Vaticano II. 1. La evangelización como servicio eclesial.

 

Seguimos reflexionando sobre la evangelización. El Concilio Ecuménico Vaticano II presentó a la Iglesia como Pueblo de Dios peregrino y misionero. Por tanto, los que formamos parte de este Pueblo santo —somos todos los bautizados— estamos llamados a evangelizar. Y lo que transmitimos es lo que, a su vez, hemos recibido. Este dinamismo garantiza la autenticidad del mensaje cristiano. Evangelizar no es una tarea solitaria o individual, sino un servicio eclesial.

 

Cada bautizado participa en la misión de Cristo, es decir, es enviado a anunciar la Buena Noticia, amando y sirviendo a los demás hasta dar la propia vida. Esto significa que no podemos permanecer como sujetos pasivos o meros espectadores; el celo apostólico nos impulsa a buscar siempre nuevos modos de anunciar y de testimoniar el amor de Dios. También nos urge a que, siguiendo el ejemplo de Cristo, demos respuestas concretas para consolar a los hermanos y hermanas que sufren. 

 

Catequesis - 22 de febrero

La pasión por la evangelización: el celo apostólico del creyente 5. 

El protagonista del anuncio: el Espíritu Santo.

 

En esta catequesis reflexionamos sobre el Espíritu Santo, que es el protagonista del anuncio. Como escuchamos en el Evangelio, Jesús resucitado nos envía a ir, a hacer discípulos y a bautizar. Con sus palabras, nos comunica el Espíritu Santo, que nos da la fuerza para acoger la misión y llevarla adelante.

 

El objetivo principal del anuncio es favorecer el encuentro de las personas con Cristo. Por eso, para que nuestra acción evangelizadora propicie siempre este encuentro, es necesario que todos —cada uno personalmente y como comunidad eclesial— nos pongamos a la escucha del Espíritu Santo, que es el protagonista.

 

La Iglesia invoca al Espíritu Santo para que la oriente, le ayude a discernir sus proyectos pastorales y la impulse a salir por el mundo transmitiendo con alegría el anuncio de la fe. Pero si la Iglesia no invoca al Espíritu, se va cerrando en sí misma, se crean divisiones, debates estériles y, como consecuencia, la misión se va apagando.

 

Catequesis - 15 de febrero

La pasión por la evangelización: el celo apostólico del creyente 4. 

El primer apostolado.

 

Continuamos el ciclo de catequesis dedicado a la pasión por evangelizar, y hoy reflexionamos sobre los primeros discípulos. Nos dice el Evangelio que «Jesús instituyó a Doce para que estuvieran con Él y para enviarlos a predicar» (Mc 3,14). Esto significa que “estar” con el Señor y “salir” a anunciarlo —podríamos decir, la contemplación y la acción— son dos dimensiones de la vida cristiana que siempre van unidas.

 

En el capítulo 10 del evangelio según san Mateo —les invito a que lo lean—, Jesús les dice a sus discípulos porqué es necesario anunciar, qué es lo que se anuncia y cómo hay que hacerlo. El don de conocer a Jesús, que hemos recibido gratuitamente, también gratuitamente estamos llamados a compartirlo con los demás. Lo que anunciamos es el amor de Dios, que transforma nuestra vida. Y el modo de transmitirlo es con sencillez y mansedumbre, sin apegos a los bienes materiales y juntos, en comunidad. Nadie va solo, la Iglesia es misionera, y en la misión encuentra su unidad.

 

Catequesis - 25 de enero

La pasión por la evangelización: el celo apostólico del creyente 3.

Jesús, maestro del anuncio.

 

En esta catequesis reflexionamos sobre Jesús como maestro del anuncio. Hemos escuchado que, en la sinagoga de Nazaret, Él se identifica con una profecía de Isaías. En ese breve pasaje, podemos ver cinco elementos esenciales de la evangelización: la alegría, la liberación, la luz, la sanación y la capacidad de maravillarse por las obras que Dios hace.

 

Otra cuestión a considerar es que los destinatarios del Evangelio son los pobres. Pensemos en ellos y recordemos que, para acoger al Señor, todos tenemos que ser “interiormente pobres”, es decir, no creernos autosuficientes, sino más bien necesitados de Dios y de su gracia.

 

Al profundizar en estos aspectos, vemos que el testimonio cristiano no se puede separar del gozo y la libertad que nos da el sabernos hijos amados del Padre; un Padre que nos cuida, nos libera, nos tiene paciencia y nos perdona, ilumina nuestro camino y sana las heridas de nuestro corazón, siempre y de manera gratuita.

 

Catequesis - 18 de enero

La pasión por la evangelización: el celo apostólico del creyente 2.

Jesús, modelo del anuncio.

 

En el ciclo de catequesis dedicadas a la pasión por evangelizar —que comenzamos el miércoles pasado—, hoy reflexionamos sobre la persona de Jesús, que es el modelo insuperable de todo evangelizador. Jesús anunció el Reino de Dios con gestos y palabras, pero sobre todo con la propia vida. Él es el Buen Pastor que no se conforma con cuidar a las ovejas que están en el rebaño; sino que, sin medir los sacrificios, va en busca de las que están alejadas y están perdidas. También nosotros estamos llamados a imitar ese modo “pastoral” de vivir.

 

El primer paso para poder imitar a Jesús es rezar, es decir, tener momentos de intimidad con Dios, para que nuestro corazón se configure con el suyo y vayamos adquiriendo sus mismos sentimientos. Si somos verdaderos testigos de la alegría del Evangelio, descubriremos dos verbos propios de la tarea pastoral: sufrir y arriesgar. Sufriremos porque Dios no es conocido y amado, y tendremos que tomar decisiones arriesgadas, para que todos puedan encontrarse con Él y experimentar su amor.

 

Catequesis - 11 de enero

La pasión por la evangelización: el celo apostólico del creyente 1.

La llamada al apostolado (Mt 9, 9-13).

 

En esta catequesis comenzamos un nuevo argumento: la pasión por la evangelización o, dicho de otro modo, el celo apostólico. Una dimensión esencial de la Iglesia es ser misionera, salir a irradiar a todos la luz del mensaje evangélico. Cuando esta dimensión se pierde, la comunidad se enferma, se cierra en sí misma y se atrofia. Son los cristianos atrofiados.

 

Hoy reflexionamos sobre la conversión de Mateo, en particular sobre tres elementos que podemos distinguir en este relato del Evangelio. Todo comenzó cuando Jesús vio a un hombre Mateo, no lo juzgó por lo que hacía —era un publicano— sino por su realidad íntima, con sus virtudes y sus defectos.

 

Al llamarlo, Mateo se levantó, dejó su puesto de autoridad, dejó sus seguridades, y se puso a disposición de Jesús, en una actitud de servicio a los demás. Después de su conversión, Mateo no se fue a un lugar lejano e idílico, sino que regresó a su casa. Al volver, ya no era el mismo. El encuentro con Jesús lo había cambiado, convirtiéndolo en un auténtico testigo de la alegría del Evangelio.

Llamamiento y oración por Ucranía del Papa Francisco

 

Queridos hermanos y hermanas, en el dolor de esta guerra hacemos una oración todos juntos, pidiendo al Señor el perdón y pidiendo la paz. Rezaremos una oración escrita por un obispo italiano.

 

Perdónanos la guerra, Señor.

Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten misericordia de nosotros pecadores.
Señor Jesús, nacido bajo las bombas de Kiev, ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, muerto en brazos de la madre en un bunker de Járkov, ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, enviado veinteañero al frente, ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, que ves todavía las manos armadas en la sombra de tu cruz, ¡ten piedad de nosotros!

Perdónanos Señor,
perdónanos, si no contentos con los clavos con los que atravesamos tu mano, seguimos bebiendo la sangre de los muertos desgarrados por las armas.
Perdónanos, si estas manos que habías creado para custodiar, se han transformado en instrumentos de muerte.
Perdónanos, Señor, si seguimos matando a nuestros hermanos, perdónanos si seguimos como Caín quitando las piedras de nuestro campo para matar a Abel.
Perdónanos, si seguimos justificando con nuestro cansancio la crueldad, si con nuestro dolor legitimamos la brutalidad de nuestras acciones.
Perdónanos la guerra, Señor. Perdónanos la guerra, Señor.

Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ¡te imploramos! ¡Detén la mano de Caín!
Ilumina nuestra conciencia,
no se haga nuestra voluntad,
¡no nos abandones a nuestras acciones!
¡Detennos, Señor, detennos!
Y cuando hayas parado la mano de Caín, cuida también de él. Es nuestro hermano.
Oh Señor, ¡pon un freno a la violencia!
¡Detennos, Señor!

Amén.

Cáritas en Santoña - Evangelio solidario

Usando el teléfono… “para estar cerca”

 

Siguiendo las orientaciones de Cáritas Diocesana, la Parroquia ha habilitado un teléfono de contacto, con un horario diario, para atender a las personas que, por su situación, requieran nuestra ayuda. La atención es presencial. Quien desea acudir llama por teléfono a la parroquia en los horarios indicados y se le indica día y hora de la atención.

 

Atenciones  Primarias realizadas

 

Desde el comienzo de la epidemia del Covid-19, y una vez recuperarda la normalidad, se vienen realizando muchas acciones de atención según nos lo van solicitando. En este tiempo está creciendo la demanda de ayuda. Los costos de la electricidad, combustibles, alimentos, alquileres..., están dañando los pocos medios de vida de las personas con menos medios económicos.

 

Con apoyo y colaboraciones

 

Desde un primer momento hemos estado en contacto con las instituciones del municipio para coordinar las ayudas necesarias.

 

Las ayudas y atenciones actuales requieren medios económicos, que recibimos de suscripciones periódicas a Cáritas Parroquial y de donativos puntuales.

 

diciembre de 2022

Francisco - La Santa Misa del domingo

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

 

Retomando el camino de catequesis sobre la Misa, hoy nos preguntamos: ¿Por qué ir a Misa el domingo?

 

La celebración dominical de la Eucaristía está al centro de la vida de la Iglesia (Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2177). Nosotros los cristianos vamos a Misa el domingo para encontrar al Señor resucitado, o mejor dicho para dejarnos encontrar por Él, escuchar su palabra, nutrirnos en su mesa, y así hacernos Iglesia, es decir, su Cuerpo místico viviente en el mundo.

 

Lo han comprendido, desde el primer momento, los discípulos de Jesús, los cuales han celebrado el encuentro eucarístico con el Señor en el día de la semana que los judíos llamaban “el primero de la semana” y los romanos “día del sol”, porque ese día Jesús había resucitado de los muertos y se había aparecido a los discípulos, hablando con ellos, comiendo con ellos, donándoles a ellos el Espíritu Santo (Cfr. Mt 28,1; Mc 16,9.14; Lc 24,1.13; Jn 20,1.19), como hemos escuchado en la Lectura bíblica. Incluso la gran efusión del Espíritu en Pentecostés sucede el domingo, el quincuagésimo día después de la resurrección de Jesús. Por estas razones, el domingo es un día santo para nosotros, santificado por la celebración eucarística, presencia viva del Señor entre nosotros y para nosotros. ¡Es la Misa, pues, lo que hace al domingo cristiano! El domingo cristiano gira alrededor de la Misa. ¿Qué domingo es, para un cristiano, aquel en el cual falta el encuentro con el Señor?

 

Existen comunidades cristianas que, lamentablemente, no pueden gozar de la Misa cada domingo; sin embargo ellas, en este santo día, están llamadas a recogerse en oración en el nombre del Señor, escuchando la Palabra de Dios y teniendo vivo el deseo de la Eucaristía.

 

Algunas sociedades secularizadas han perdido el sentido cristiano del domingo iluminado por la Eucaristía. Es un pecado, esto. En este contexto es necesario reavivar esta conciencia, para recuperar el significado de la fiesta – no perder el sentido de la fiesta –, el significado de la alegría, de la comunidad parroquial, de la solidaridad, del descanso que repone el alma y el cuerpo (Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 2177-2188). De todos estos valores nos es maestra la Eucaristía, domingo tras domingo. Por esto el Concilio Vaticano II ha querido reafirmar que «el domingo es la fiesta primordial, que debe presentarse e inculcarse a la piedad de los fieles, de modo que sea también día de alegría y de liberación del trabajo» (Const. Sacrosanctum Concilium, 106).

 

La abstención dominical del trabajo no existía en los primeros siglos: es un aporte específico del cristianismo. Por tradición bíblica los judíos descansan el sábado, mientras en la sociedad romana no estaba previsto un día semanal de abstención de los trabajos serviles. Fue el sentido cristiano del vivir como hijos y no como esclavos, animado por la Eucaristía, a hacer del domingo – casi universalmente – el día de descanso.

 

Sin Cristo somos condenados a ser dominados por el cansancio del cotidiano, con sus preocupaciones, y del temor del mañana. El encuentro dominical con el Señor nos da la fuerza de vivir el hoy con confianza y valentía e ir adelante con esperanza. Por esto los cristianos vamos a encontrar al Señor el domingo, en la celebración eucarística.

 

La Comunión eucarística con Jesús, Resucitado y Vivo en eterno, anticipa el domingo sin ocaso, cuando no existirá más fatiga ni dolor ni luto ni lágrimas, sino sólo la alegría de vivir plenamente y por siempre con el Señor. También de este beato descanso nos habla la Misa del domingo, enseñándonos, en el fluir de la semana, a encomendarnos en las manos del Padre que está en los cielos.

 

¿Qué cosa podemos responder a quien dice que no sirve ir a Misa, ni siquiera el domingo, porque lo importante es vivir bien, amar al prójimo? Es verdad que la calidad de la vida cristiana se mide por la capacidad de amar, como ha dicho Jesús: «En esto todos reconocerán que ustedes son mis discípulos: en el amor que se tengan los unos a los otros» (Jn 13,35); pero, ¿Cómo podemos practicar el Evangelio sin tomar la energía necesaria para hacerlo, un domingo detrás del otro, de la fuente inagotable de la Eucaristía? No vamos a Misa para dar algo a Dios, sino para recibir de Él lo que de verdad tenemos necesidad. Lo recuerda la oración de la Iglesia, que así se dirige a Dios: «Pues aunque no necesitas nuestra alabanza, ni nuestras bendiciones te enriquecen, tú inspiras y haces tuya nuestra acción de gracias, para que nos sirva de salvación» (Misal Romano, Prefacio Común IV).

 

En conclusión, ¿Por qué ir a Misa el domingo? No es suficiente responder que es un precepto de la Iglesia; esto ayuda a cuidar el valor, pero esto sólo no es suficiente.

 

Nosotros los cristianos tenemos necesidad de participar en la Misa dominical porque sólo con la gracia de Jesús, con su presencia viva en nosotros y entre nosotros, podemos poner en práctica su mandamiento, y así ser sus testigos creíbles.

Gracias.

Santa María del Puerto

 

Oh Madre de Dios, Tú nunca has desoído las súplicas que en tierra y mar te hemos dirigido.

 

Al amparo de Tu manto, tus hijos de estas siete villas han sentido el faro y la guía que les protege siempre que acuden a Ti.

 

Te pedimos Madre y Virgen del Puerto que nos ayudes a caminar con la luz de la fe, que ilumine nuestras vidas y nuestras familias en esta Tu amada villa de Santoña.

 

Sé Tú, la Rosa de los Vientos que asegure la singladura de nuestras gentes de la mar y la gloria de nuestro vivir.

A las 12 h., cada día, en Pascua, saludamos a la Virgen rezando el Regina Coeli.

V. Reina del cielo, alégrate, aleluya.

R. Porque el Señor a quien has merecido llevar, aleluya.

 

V. Ha resucitado según su palabra, aleluya

R. Ruega al Señor por nosotros, aleluya.

 

V. Gózate y alégrate, Virgen María, aleluya.

R. Porque verdaderamente ha resucitado el Señor, aleluya.

 

Dios te salve, María, llena eres de gracia...

 

V. Oremos

Oh Dios que por la Resurrección de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, has llenado el mundo de alegría, concédenos, por intercesión de su Madre, la Virgen María, llegar a alcanzar los gozos eternos.

Por Jesucristo Nuestro Señor.

 

R. Amén.

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